Santiago Lorente

Casadomo.com: ¿Como vés la domótica hoy en España y en Latino America?

Santiago Lorente: En un estado muy retrasado. Y las razones hay que estudiarlas. Lo único que se puede decir es que no sabemos qué pasa y por qué. Evidentemente, podemos lanzar hipótesis, que habrían de ser posteriormente testadas. Mis hipótesis: – Falta una verdadera, operativa y sensata publicidad sobre el tema.

Casadomo.com: ¿Entonces se puede interpretar la domótica como un invento de tecnicos sin autentico mercado de masas?

Santiago Lorente: Absolutamente cierto. Pero no sólo un mercado de masas, sino también está carente de un mercado de élite. Pregúntese a las empresas instaladoras (Siemens, etc.) en cuántas casas españolas (o europeas, o americanas, me da lo mismo) han instalado componentes, y cuáles componentes de domótica. Irrisorio. La domótica tendría que aprender de la industria del automóvil, y cómo con los años ha ido introduciendo, a partair del motor básico de explosión, cantidad de inteligencia, cantidad de electrónica, cantidad de seguridad, cantidad de robotización, cantidad de automatismos… Todo esto, la mayor parte de las veces funciona de forma «transparente» (esto es, oculta) al usuario, y el usuario cada vez más feliz de comprarlo. Al final, y como casi siempre, los tecnólogos tendrían que echar mano de los estudios de mercado, auténticos estudios de mercado, para que éstos iluminen un poco a este miserable subsector de la domótica, inserto en otro no menos miserable de la construcción.

Casadomo.com: De acuerdo, la luz del coche se enciende cuando abres la puerta. ¡Pero no la luz del vestibulo de la casa! ¿Porque no? En un coche te regalan la luz automatica pero por el estereo sueles tener que pagar extra ¿no se podría hacer lo mismo con la venta de una casa?

Santiago Lorente: En la cadena de productores de las viviendas (promotor, constructor, arquitecto, aparejador, administración) falta no sólo la imaginación creadora sino el conocimiento del mercado, porque simplemente no se estudia. Los que participan en la cadena de la producción del coche, sí lo estudian. Eso es lo primero: se desconoce no sólo lo que quiere el mercado, sino lo que éste es capaz de aceptar en un determinado momento y a un determinado coste. El símil del coche me parece apasionante: a mí me gusta tanto como la domótica. Cuando mi padre era joven (años 20), los coches llevaban una palanca en el volante para ir adelantanto y retrasando la chispa. Hoy los llevan todos. En los años 40 esto ya era automático. Cuando yo era niño, se iniciaron las primeras cajas de cambio automáticas, hoy habituales en los coches norteamericanos y en la mayor parte de los autobuses. Cuando yo era ya adulto, se iniciaron los frenos de disco (y aparecía un cartel, en el cristal trasero, que decía: «Atención: frenos de disco»), y hoy son estándar. Hoy aparecen muchos sistemas automáticos, que serán estándar en los próximos años. Pero de toda esta carrera de progreso se olvida una cosa: las innovaciones se introducen primero en los coches de gama alta, luego en los de media, y finalmente son normales en todas las gamas. Aun a trueque de parecer clasista, las innovaciones domóticas tienen que introducirse primero en las casas de lujo, luego en las de clase media, y finalmente hay que todas las viviendas se construirán con esas innovaciones ya incorporadas. Pero en la vivienda, ni siquiera en la de lujo, no hay una cultura de innovación porque no hay una «cultura de mantenimiento». Aquí también la cultura automovilística es un ejemplo: hoy el coche no sólo se compra, sino que se mantiene. Se compra muy caro, y se mantiene cada vez con mayor proporción de dinero. Los fabricantes lo saben. En el caso de la vivienda, la compramos, a precios desorbitantes, por cierto, pero no tenemos mantenimiento. Una de las razones por las que el mercado no quiere innovaciones, es porque no sabe cómo mantenerlas. Habrá que ir creando poco a poco el «taller de mantenimiento de la vivienda», empresas de servicios que se encarguen de ello. Primero, en las viviendas de lujo. Ya vendrá en las demás. Pero, volviendo al origen de la pregunta, si los promotores (gente con mentalidad de boina y carretilla, pero con nuchos fajos de billetes en los bolsillos) pusieran un simple interruptor automático de luz en la entrada, yo aseguro dos cosas: que el mercado lo aceptaría sin rechistar, y que dentro de cinco años todos los interruptores de luz podrían sin dificultad estar automatizados.

 
 
Patrocinio Oro
Patrocinio Plata
Patrocinio Bronce
Salir de la versión móvil