Las telecomunicaciones de los edificios inteligentes hacen referencia tanto a la conexión del edificio con el exterior como las comunicaciones dentro del edificio. Las denominadas redes de difusión y acceso son las que proporcionan al edificio, y a sus usuarios, la conexión a Internet y televisión. Las redes más comunes son las de fibra óptica, móvil (3G, 4G, 5G), telefonía, cable, antena y satélite. Las redes para la comunicación interna de los edificios pueden ser de tres tipos: cableados dedicados para los datos como: ethernet, fibra óptica o coaxial; redes compartidas: red eléctrica o de telefonía fija; o inalámbrica como: wifi, bluetooth o NFC. Algo crítico para el valor que proporcionan las telecomunicaciones es el ancho de banda y la cobertura que ofrecen. El ancho de banda depende tanto del tipo de la red como el servicio proporcionado sobre la misma red. La cobertura o alcance importa, sobre todo, a las redes inalámbricas, donde influye tanto la tecnología como las posibles interferencias causadas por el mismo edificio u otros equipos.

Cada vez hay más sistemas y equipos en los edificios que necesitan o pueden beneficiarse de una conexión a Internet. Entre los sistemas conectados se incluyen, por ejemplo, domótica, seguridad, control de acceso, multimedia, que aprovechan la conexión tanto para el acceso remoto como su operativa y mantenimiento. Entre los dispositivos conectados a Internet destacan los móviles, tablets, PCs y TVs, que lo utilizan para la navegación por Internet, email, telefonía, videocomunicación, almacenamiento en red, videojuego on-line, streaming de música, streaming de vídeo, etc. Pero también los equipos y aparatos van incorporando cada vez más la conectividad a Internet, gracias al denominado IoT, como por ejemplo robots, ascensores, aspiradoras, equipos de cocina, equipos sanitarios, maquinaria, que se benefician de la conectividad a Internet para la captación de datos, diagnósticos remotos, actualizaciones automáticas, etc.