Los sistemas de seguridad de los edificios inteligentes tienen como objetivo la evaluación, prevención, protección y actuación ante peligros y amenazas que pueden afectar a los inmuebles, objetos, sistemas y personas. Hay cuatro tipos de seguridad: alarmas de intrusión que detectan movimiento, presencia, presión, etc.; alarmas técnicas que detectan incendios, humo, inundación, agua, gas, fallo de suministro eléctrico, fallo de línea telefónica, etc.; alarmas personales que identifican las necesidades, el estado y el comportamiento de las personas; y la ciberseguridad que protege a todos los sistemas del edificio. Los principales elementos que contiene un sistema de seguridad son: central de alarmas, medio de transmisión, detectores y sensores, cámaras de seguridad, avisadores, actuadores e interfaces.

Las maneras en que los sistemas de seguridad pueden avisar y alertar de fallos y peligros son tres: comunicando y avisando al propio usuario o a un proveedor de servicios de seguridad, de forma local y/o remota mediante un mensaje, vídeo, etc.; directamente accionar elementos y dispositivos, tipo sirenas o dispositivos tipo electroválvulas, etc.; o enviar información a otro sistema dentro del edificio, como por ejemplo a un sistema domótico o de control de acceso. Los distintos sistemas de seguridad tienen un rango muy variado en sus funcionalidades, desde una sola función limitada (por ejemplo, una alarma local de apertura de una puerta) hasta sistemas amplios que controlan toda la seguridad dentro de una vivienda. Estos sistemas que proporcionan seguridad deben cumplir los requisitos de protección de la privacidad de las personas recogidas en la legislación vigente.