Domótica para detectar los síntomas de enfermedades neurodegenerativas

El rápido envejecimiento de la población mundial (debido al aumento de la esperanza de vida y la baja tasa de natalidad) unido a la existencia de un sector de la población que presenta algún tipo de discapacidad, ya sea física o intelectual, ha incrementado el número de personas con dependencia que necesitan los cuidados de terceras personas o la asistencia de equipos y dispositivos tecnológicos que faciliten la realización de sus tareas diarias.

Un ejemplo de este sector son las personas que padecen enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Según la Sociedad Española de Neurología, se estima que alrededor de 800.000 personas sufren esta enfermedad, cuyo Día Internacional se celebró el pasado domingo 21 de septiembre para concienciar y recordar sobre la importancia de esta afección. La Fundación Alzheimer España (FAE) recuerda además que el 90% de los que padecen esta enfermedad viven en sus casas, por lo que se hace necesario el desarrollo de soluciones que proporcionen a este sector de la población una mayor autonomía y, de este modo, que puedan vivir más tiempo y con una mejor calidad de vida en su propio domicilio.

Dado que en una etapa temprana los síntomas de enfermedades como el Alzheimer están relacionados con cambios en el comportamiento en el desarrollo de actividades de la vida cotidiana, un diagnóstico precoz permitiría abordar la enfermedad desde las primeras etapas del deterioro cognitivo, retrasando sus efectos y mejorando la calidad de vida del paciente.

En este contexto, el centro de investigación aplicada Tecnalia ha diseñado un sistema de sensores que, instalado en una vivienda, permite monitorizar las actividades y hábitos de la persona, y detectar cambios en dichos hábitos y actividades que pueden ser síntoma de trastornos relacionados con enfermedades neurodegenerativas. Se trata de la iniciativa RUBICON que, tras tres años de investigaciones, ha dado como resultado este sistema cuyo prototipo se encuentra en las instalaciones del centro de investigación en Zamudio (Vizcaya).

Subvencionada parcialmente por la Comisión Europea bajo el VII Programa Marco, en esta iniciativa ha colaborado también un consorcio formado por universidades y centros de investigación como la University College Dublin, Consiglio Nazionale Delle Richerche, Örebro University, Robotnik Automation SLL, University Of Ullster, Università Di Pisa, Pintail LTD y Fondazione Stella Maris.

El objetivo es que viviendas particulares y pisos tutelados instalen este sistema y mejorar así el cuidado de sus habitantes así como su calidad de vida. De hecho, según ha avanzado la Responsable de Áreas de Tecnologías Asistidas en la División de Salud de Tecnalia, Igone Idígoras, a CASADOMO, se va a instalar una versión reducida de este sistema de sensores en tres viviendas habitadas por tres perfiles de personas diferentes: en la de una persona con una enfermedad neurodegenerativa, en la de otro paciente que padece una enfermedad crónica y en la de una persona mayor en estado de fragilidad. El objetivo es ir analizando en un entorno natural la información registrada por los sensores para coger datos y generar patrones, ha explicado Idígoras.

Red de sensores que detectan las actividades del usuario

Este sistema, a través de una amplia red de sensores distribuidos por la vivienda inteligente, es capaz de detectar la presencia del usuario en diferentes habitaciones, la apertura y cierre de puertas, ventanas, cajones, el encendido y apagado de luces, el uso de electrodomésticos, de la televisión, la estancia en la cama, en el sofá, el uso de grifos, etc. Desde el punto de vista más tecnológico, destaca en el sistema el empleo de sensores de sonidos para la identificación, por ejemplo, del timbre del teléfono o el de la puerta.

El sistema de esta casa domotizada registra, en tiempo real, la información de los sensores e identifica la actividad que la persona está realizando, como preparar la comida, ver la tele sentado en el sofá o darse una ducha. Esta monitorización permite aprender los hábitos o rutinas de la persona. Se han utilizado distintos tipos de sensores para combinar e integrar tecnologías diferentes: sensores que se comunican mediante el protocolo KNX, mediante RFID, así como dispositivos con Bluetooth. 

Al mismo tiempo, estos sensores pueden detectar cambios en dichos hábitos, que pueden ser indicativos de problemas o trastornos de memoria, desorientación espacial, desorientación temporal, abandono de actividad o aislamiento, síntomas en muchos casos de una enfermedad neurodegenerativa como el Alzheimer, y así alertar o informar de ello al familiar o cuidador.

Pueden detectarse cambios en los patrones de sueño, en los hábitos de comida como dejar de comer caliente, inactividad al pasar más tiempo sentado o viendo la televisión o deambulación errante en la vivienda, por citar algunos ejemplos. Existen varias opciones para la comunicación entre los sensores y el familiar o cuidador cuando se registren una anomalía en la actividad del paciente: mediante SMS, email, etc. Se pueden personalizar según las preferencias del cuidador o familar, quienes además, tienen acceso a una aplicación web con informes resumidos.

Además, el sistema permitirá asistir a las personas en la realización de tareas cotidianas, por ejemplo, a través de alarmas o robots domésticos. Estos dispositivos les podrán recordar que es hora de tomar un medicamento, vestirse, asearse, comer o darse una ducha.

 
 
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