Fermax apuesta por una capacidad de fabricación «sin límites» con una inversión de 10 millones de euros en 3 años.

Con una inversión de 10 millones de euros en 3 años, la firma valenciana se destaca definitivamente como el fabricante de videoporteros más potente del mercado. Sus esfuerzos más recientes están destinados a aumentar la automatización de su planta valenciana y mejorar la gestión y control de calidad de sus productos.

La firma de porteros y videoporteros centra su estrategia en el fortalecimiento continuo del I+D+I, lo que le está permitiendo mejorar sustancialmente sus resultados y diferenciarse claramente del resto de fabricantes. Pero Fermax no se contenta con ello y ahora da un paso de gigante apostando, para su fábrica de Valencia, por la automatización y especialización de las líneas de montaje de monitores, por el diseño y puesta en marcha de los últimos sistemas de control de calidad, y por la gestión de procesos según el método 6-sigma. La inversión prevista –que alcanzará los 10 millones de € en tres años– es posible gracias a las previsiones de la marca.

La planta de Fermax en Valencia, antes de este reciente impulso, era considerada ya una fábrica altamente innovadora: sus 4 células de fabricación, especializadas cada una de ellas en un tipo de circuito, están todas dotadas de la última tecnología en montaje SMT: inserción de más de 100 millones de componentes al año, soldadura sin plomo, inspección óptica, proceso de tropicalizado.

El primer elemento que se acaba de introducir en este ámbito es una herramienta para el control de calidad de los videoporteros (un Test ICT) que, antes incluso de entrar en funcionamiento, ha dado grandes satisfacciones a Fermax puesto que National Instruments, la empresa líder mundial en sistemas de automatización, acaba de premiarlo. Esta herramienta, creada por Sistel SA para Fermax, ha sido seleccionada como el mejor proyecto español entre 50 previamente escogidos, firmados todos ellos por prestigiosas empresas e instituciones y realizados con productos de la propia National Instruments. El galardón, que fue entregado recientemente en Barcelona dentro del Foro Tecnológico NIDays 2007, destacó la complejidad del equipo, pero también la robustez y eficacia que ha demostrado este sistema que ya está permitiendo controlar con el máximo rigor y rapidez la calidad de los videoporteros fabricados por Fermax desde muy variados parámetros.

Hasta ahora, los mejores fabricantes de videoporteros realizaban una comprobación funcional de los equipos que salían al mercado. Pero para Fermax esto ya no era suficiente, razón por la cual ha diseñado junto a Sistel esta maquinaria que ejecuta, además de la comprobación funcional, otras dos revisiones clave: un examen de la programación de las memorias almacenadas en los microchips y un análisis exhaustivo de los componentes electrónicos básicos, o sea, un test que pone a prueba los componentes críticos del circuito, estudiando sus valores de tensión, resistencia, capacidad e inductancia. Se trata, en definitiva, de un triple test que se aplica a cada videoportero y que permite ofertar un producto con las máximas garantías de calidad.

Pero la maquinaria que ha premiado National Instruments no sólo realiza este triple control sino que, además, lo hace en tiempo récord y, lo que es más importante, analizando y archivando la información relativa a cada equipo fabricado. Este conocimiento acumulado es esencial para que Fermax siga aprendiendo a mejorar su proceso productivo y, por lo tanto, sus resultados.

El segundo de los grandes cambios que está abordando la fábrica valenciana es la instalación de nuevas líneas de fabricación robotizadas. Dos de ellas, que entrarán en funcionamiento en los próximos meses, están diseñadas para el ensamblaje de los monitores Loft y Loft Compact y darán a la empresa capacidad para fabricar cada mes 40.000 monitores de este exitoso modelo. Estas nuevas líneas aportarán diferenciación en la calidad del proceso y del producto final. Paralelamente, una nueva línea de mecanizado se ocupará de la próxima versión de la placa City y que permitirá a Fermax duplicar su capacidad productiva en placas de calle.

Y el tercer elemento clave en la industrialización es la puesta en marcha del método de gestión de calidad “6-Sigma”, un avanzado sistema destinado a obtener un máximo de 3,4 productos defectuosos por cada millón fabricado y que promoverá la productividad y, sobre todo, la calidad de los productos Fermax, consiguiendo cuanto antes el objetivo “cero defectos”.

Inversiones de estas magnitudes son impensables para otras marcas, pero la especialización de Fermax, su proyección transnacional y la gran diferenciación conseguida hacen posible esta apuesta por la planta valenciana. La fábrica local, cuya plantilla sigue creciendo a buen ritmo en empleo de alta cualificación, se convierte así en la locomotora de un grupo empresarial que completa su producción en sus plantas de China y que poco a poco se extiende por todo el planeta apoyándose en una estrategia global de desarrollo tecnológico. Muestra de ello son la creación de la Cátedra Fermax en la Universitat de València y la presidencia, ocupada por la empresa, del Instituto de Investigación ITACA de la Universidad Politécnica de Valencia. Y es que para Fermax, la tecnología es mucho más que una vocación: es la clave de su futuro.

 
 
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