Las pantallas táctiles son pantallas que permiten insertar información y órdenes a través de un toque directo en la superficie del dispositivo, convirtiéndose en un periférico de entrada y salida. Existen cuatro tipos de pantallas táctiles: resistivas, imágenes ópticas, capacitivas proyectadas e infrarrojos. Los más utilizados a nivel consumo son las pantallas capacitivas, que se encuentran en los teléfonos móviles, tablets, paneles de control, televisores, etc. Este modelo de pantalla táctil es el más caro, pero ofrece una mayor calidad de imagen y respuesta al tacto, y proporciona la opción de multitáctil, para ejecutar diversas órdenes de manera simultánea. La pantalla táctil dispone de un sensor capacitivo compuesto por una capa de aislamiento eléctrico y recubierta con un conductor transparente, que, al entrar en contacto con el dedo, crea una distorsión del campo magnético.

Las pantallas táctiles pueden configurarse y personalizarse tanto el hardware, como el tamaño o el material; como el software a nivel brillo, contraste, sensibilidad al tacto, interface del usuario, entre otras opciones. Están aumentando el uso de las pantallas táctiles en los proyectos domóticos como una herramienta de control centralizado de los dispositivos inteligentes como la iluminación conectada, la climatización, los electrodomésticos inteligentes o cualquier otro sistema de automatización. Esto es debido a su facilidad de manejo y a la accesibilidad para cualquier persona.