SRI, el indicador de preparación inteligente que evalúa la tecnología de los edificios conectados

Estructura de dominios y criterios de impacto.

El ‘Informe final sobre el soporte técnico para el desarrollo de un indicador de preparación inteligente para edificios‘, de la Comisión Europea, marca las pautas para calificar la inteligencia de los edificios, para poder potenciar las nuevas tecnologías conectadas en el sector de la construcción, basándose en los criterios de la Directiva de eficiencia de los edificios (EPBD).

El informe final sobre el indicador de preparación inteligente ayudará a conocer el grado de implementación de las tecnologías conectadas.

Para conseguir esto, la EPBD establece una serie de disposiciones para establecer un indicador de preparación inteligente (SRI), que evalúa la preparación tecnológica de los edificios para interactuar con sus ocupantes, con las redes de energía conectadas y disponer de una operatividad más eficiente.

Los servicios de la Comisión Europea (DG Energy) encargaron y supervisaron dos estudios con el fin de proporcionar un apoyo técnico que estableciera una metodología común, así como las posibles vías de implementación del SRI.

El primero de los estudios técnicos, que se lanzó en marzo de 2017, estaba formado por el consorcio formado por VITO NV, Waide Strategic Efficiency, Ecofys y Offis1. Mientras, el segundo estudio comenzó en diciembre de 2018 y finalizó en junio de 2020, con el consorcio VITO NV y Waide Strategic Efficiency Europe.

Objetivo del indicador de preparación inteligente

En el primer estudio técnico se propuso una definición y un borrador de la metodología para SRI. Y, en el segundo, basado en el primer estudio, refinó y finalizó tanto la definición del SRI como la metodología de cálculo asociada.

El modelo A se centra en edificios residenciales y edificios pequeños no residenciales, y el modelo B en edificaciones no residenciales.

Ambos estudios técnicos establecieron que SRI tiene el objetivo de concienciar sobre los beneficios de las tecnologías y las funcionalidades de los edificios inteligentes. Además, busca apoyar la innovación tecnológica en el sector de la construcción, a la vez que genera un incentivo para implementar las tecnologías conectadas en los edificios.

El SRI muestra la preparación tecnológica de los edificios centrada en la interactuación de sus ocupantes y las redes de energía, y sobre la capacidad para obtener un funcionamiento más eficiente y un rendimiento mejorado a través de la aplicación de las tecnologías TIC.

Con el fin de facilitar la evaluación, SRI dispone de dos tipos diferentes de evaluación: método A y método B. El método A es el más simplificado, ya que se aplicaría en edificios residenciales y pequeños edificios no residenciales, cuya evaluación no duraría más de una hora. Este método permite realizar un análisis rápido, basándose en un enfoque de verificación con una lista de servicios limitada o simplificada.

Los modelos A y B califican la preparación tecnológica de los edificios para interactuar con sus ocupantes y las redes eléctricas.

Por su parte, el método B es una evaluación más detallada, centrándose en los edificios no residenciales, con un tiempo de evaluación de entre medio día y un día, según el tamaño y la complejidad del edificio.

Estas evaluaciones se establecen a partir de tres funcionalidades clave referentes a la preparación inteligente de los edificios, requisitos marcados por la EPBD. La primera de ellas trata sobre la capacidad de mantener el rendimiento y el funcionamiento de la eficiencia energética del edificio a través de la adaptación del consumo de energía.

La segunda se centra en la capacidad de adaptar su modo de funcionamiento en respuesta a las necesidades de los ocupantes, focalizándose en la facilidad de uso, mantener una condición climática interior saludable, así como la posibilidad de reportar la energía utilizada. Por último, se establece la flexibilidad de la demanda total de electricidad de un edificio, incluida la capacidad de respuesta de la demanda activa y pasiva en relación con la red eléctrica.

Criterios de impacto

De esta forma, el SRI evalúa un total de siete criterios de impacto: ahorro de energía; flexibilidad para la red y almacenamiento; confort; comodidad; bienestar y salud; mantenimiento y predicción de fallas; e información de los ocupantes.

El SRI se compone de tres funcionalidades, siete criterios de impacto y nueve dominios técnicos.

Estos criterios se agrupan en las tres funcionalidades de la EPBD. En la funcionalidad de ahorro energético y operaciones se establecen los criterios de ahorro de energía y mantenimiento, y predicción de fallas.

En la funcionalidad de responder a las necesidades de los usuarios, los criterios son bienestar y salud, confort, comodidad e información de los ocupantes. En cuanto a la funcionalidad de respuesta a las necesidades de la red eléctrica se enmarca la flexibilidad para la red y almacenamiento.

Metodología de medición de factores

Una vez que se han establecido las funcionalidades y los criterios de impacto, se desarrolló la metodología de cálculo compuesta, a su vez, por nueve dominios técnicos, que definen cada uno de los servicios.

Resumen de la metodología de cálculo del SRI.

Los nueve dominios técnicos son calefacción, agua caliente sanitaria, refrigeración, control de la ventilación, iluminación, electricidad, envolvente dinámica, recarga de vehículos eléctricos y monitorización y control.

En la metodología de medición de SRI se ha establecido el número de servicios de inspección, 54 en el método B y 27 en el caso del método A. Para evitar promover la complejidad en los edificios inteligentes, SRI solo tiene en cuenta los servicios que están presentes o son deseables.

Los dominios técnicos establecidos en los estudios técnicos.

A partir de esto, se combinan dos enfoques para lidiar con dominios o servicios ausentes. Por un lado, algunos servicios solo deben evaluarse en los casos en los que estén presentes los sistemas técnicos de construcción relevantes. Por ejemplo, en el caso de persianas motorizadas dependen del diseño del edificio, como la orientación, relación ventana-pared, etc, por lo que no se puede realizar una evaluación objetiva dentro de SRI, pero sí establecer qué grado de inteligencia incorpora.

Por otro lado, algunos de los servicios pueden estar ausentes pero ser deseables desde una política de perspectiva, es decir, la penalización de la ausencia de un sistema de ventilación controlado sería una forma de incentivar a la instalación de dicho sistema y, por lo tanto, mejorar la puntuación del SRI.

Con el indicador de preparación inteligente es más fácil determinar el grado de conectividad de los edificios, a través de una evaluación más exhaustiva de los sistemas y sus funcionalidades. El SRI ayudará a los profesionales del sector a implementar las tecnologías inteligentes de una manera más efectiva, valorando las necesidades de cada edificación.

 
 
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