Presentación del Proyecto RobAlz

La Fundación Alzheimer España (FAE) ha presentado los primeros resultados del Proyecto RobAlz, un programa de investigación en colaboración con Robotics Labs, perteneciente a la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M), dentro de su XII Encuentro Temático celebrado el pasado viernes 15 de febrero en la sede del IMSERSO.

El objetivo de este proyecto es desarrollar dispositivos robóticos que presten ayuda a personas que padecen Alzheimer, para elevar su calidad de vida y prolongar su estancia en el hogar lo máximo posible y, a sus cuidadores, para ayudarles en la asistencia y cuidados diarios del enfermo.

Este encuentro temático, que contó con la presencia del Secretario General de la FAE, Jacques Selmès, con el Catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática de la UC3M, Miguel Ángel Salichs (que dirige Robotics Lab), y con la de numerosos cuidadores de enfermos de Alzheimer, psicólogos e investigadores, muchos de ellos participantes en el Proyecto RobAlz, ha servido para dar a conocer las conclusiones de su primera fase (tiene cuatro en total) y el estado en qué se encuentra la segunda.

La FAE, bajo su objetivo de incrementar la calidad de vida de las personas afectadas por esta enfermedad neurodegenerativa (la forma más frecuente de demencia), comenzó a interesarse por la robótica y el desarrollo de las nuevas tecnologías que pueden ayudar al enfermo y al cuidador.

Según datos facilitados por la Sociedad Española de Neurología, en España, se estima que existen alrededor de 800.000 casos de personas sufren Alzheimer. Además, de acuerdo con la FAE, el 90% de los que padecen esta enfermedad viven en sus casas, por lo que la tarea asistencial recae casi siempre en el cuidador que, en la mayoría de los casos, suele tratarse de un familiar cercano: cónyuge o hijo/a.

Ante la situación actual, donde no existe ninguna solución terapéutica para esta enfermedad y los constantes recortes de presupuesto para la teleasistencia, la FAE ha visto razonable explorar otros métodos de apoyo y ha recurrido a las TI más punteras, en este caso, los robots. Y es que, según Selmès, “los robots ya no son el futuro, sino el presente”.

Por ello, hace dos años, la FAE se puso en contacto con Robotics Labs. “Organizamos un encuentro temático y, ante el interés que despertó en las familias que tienen un enfermo de Alzheimer, decidimos firmar un convenio con la UC3M, ya que nosotros no nos podemos dedicar a la investigación”, ha explicado el Secretario General de la FAE.

Primer paso: conocer las necesidades de los cuidadores y enfermos de Alzheimer

Fue entonces cuando comenzaron a organizar “Grupos de Encuentro” formados por investigadores, psicólogos y cuidadores de personas con Alzheimer, con el fin de poner en común las necesidades de éstos últimos, comprobar si se podían satisfacer mediante el diseño de determinados dispositivos robóticos, analizar las actividades diarias con los enfermos de Alzheimer, conocer qué les puede asustar, etc. En esto ha consistido la primera etapa del proyecto, que ha durado seis meses.

Hasta ahora, existía tecnología puntera pero sin adaptación real, sin saber qué necesidades se podían cubrir. Además, la sociedad tiene una concepción de los robots muy distinta a los de la realidad y a los de la robótica asistencial. “Hay que evitar que un grupo de iluminados hagan cosas que luego no valen y eliminar la idea que tenemos de los robots que aparecen en las películas de ciencia ficción. La robótica está empezando y, de momento, engloba mecanismos fáciles”, ha señalado el profesor Salichs. Por eso, desde el proyecto RobAlz han preferido conocer previamente las necesidades que pueden atender de los cuidadores.

Además, estos dispositivos robóticos deben ser lo más simples posible, dado que el cuidador no suele ser un experto ni dispone de un técnico a su lado en todo momento. También deben ser dispositivos asequibles, ya que la coyuntura económica no permite a muchas familias acometer grandes dispendios e inversiones.

La segunda fase, en la que se encuentra actualmente el desarrollo del proyecto RobAlz, consiste en la elaboración de dispositivos de robótica asistencial, la tercera, en la implantación en determinados hogares para que los cuidadores comprueben su funcionamiento y ver su nivel de aceptación por parte del enfermo. Y, una vez aceptados, durante una cuarta fase, se llevaría a cabo la producción industrial y su difusión comercial.

Seguridad y vigilancia

Tras las numerosas reuniones, llegaron a la conclusión que existen cuatro funciones o escenarios que los dispositivos robóticos deben realizar: los escenarios de seguridad y vigilancia, escenarios de asistencia personal que ayuden al cuidador y a la persona que padece Alzheimer, escenarios de entretenimiento para el enfermo y escenarios de estimulación para realizar determinadas actividades cognitivas que ralenticen ciertos efectos, dado que esta patología no tiene tratamiento para su curación. En cada escenario, los Grupos de Encuentro han visto qué funciones puede realizar el robot.

En el escenario de la seguridad, las posibilidades que han valorado son un robot estático que puede supervisar la actividad del enfermo y detectar y avisar si realiza alguna tarea que se sale fuera de lo habitual (como levantarse por la noche); un robot móvil que sigue al enfermo por toda la casa; un robot interfaz conectado a sensores domóticos (detectores de caídas, de humo, cámaras) que previenen al cuidador ante una situación de peligro que coincida cuando éste ha salido un momento de casa; y un robot interfaz con GPS para saber dónde está el enfermo, si ha salido a la calle y que informe si se ha alejado mucho del domicilio familiar.

Desde los Grupos de Encuentro, han valorado que el robot móvil podría tener problemas porque no sería muy bien aceptado por el enfermo (no le podría gustar que le fuese persiguiendo por toda la vivienda) y sería difícil implementar un sistema en el robot que le capacite abrir las puertas. Por ello, ha precisado el profesor Salichs durante su intervención y explicación de los distintos escenarios, se han centrado, de momento, en el desarrollo de un robot estático.

Asistencia personal y entretenimiento

En cuanto al escenario de la asistencia personal, las funciones que se han contemplado son algunas como la ubicación de objetos, la supervisión de las actividades del enfermo en el hogar cuando el cuidador necesita salir fuera un momento, recordarle actividades o efemérides, explicarle su ubicación en el entorno si el enfermo le pregunta dónde está (mediante la reproducción de vídeos, imágenes), tomar decisiones básicas (por ejemplo, qué prenda se puede poner) y responder a preguntas repetitivas.

Para la ubicación de objetos en el hogar, el cuidador debe introducir en una base de datos en qué habitación está cada artilugio que el enfermo podría necesitar. Si el enfermo pregunta por algún objeto, el robot explica dónde se encuentra y cómo puede llegar. Cuando el cuidador tenga que salir, puede dejar un mensaje y, si el enfermo pregunta por él, el robot puede responderle e incluso detectar algún síntoma de ansiedad en él y avisar así al cuidador. Para recordar las efemérides y actividades, el cuidador también debe programarlas en una agenda con el fin de que el robot avise al enfermo por audio.

Con respecto al escenario del entretenimiento, las funciones que puede realizar el robot en este terreno son la conversación unidireccional (el robot puede relatar cuentos o historias o bien, el enfermo le cuenta la misma historia mientras el robot responde con palabras confirmatorias como “vale”, “sí”), juegos en pantalla para la estimulación o reproducir contenidos multimedia (audio, vídeos, fotos). Se ha valorado que el robot tuviese una cualidad o función afectivas, lo que implica un diseño y expresividad diferentes (por ejemplo, con el tacto de un peluche y una cara simpática).

Los próximos pasos del proyecto

Una vez esté terminado el dispositivo robótico, que consistirá en un busto cuya altura no superaría el medio metro y con una pantalla táctil contigua a él, se procederá a la tercera fase del proyecto: su implantación en entornos reales para comprobar el funcionamiento. Los modos de interacción humano-robot, su fiabilidad y robustez así como su diseño, serán algunos de los aspectos técnicos para evaluar.

Sobre los aspectos de usabilidad, se prestará atención a la aceptación del robot por parte del enfermo, la utilidad que le da y la relación afectiva que pudiera surgir entre el usuario y el robot. Según Salichs, “hasta qué punto queremos que se establezca una relación afectiva entre ambos, como queremos que lo vea, si como una lavadora o como a una mascota”.

De momento, se prevé que el dispositivo robótico no esté listo hasta junio. Desde la FAE, han querido dejar claro que, con éste robot, “no quieren crear un cuidador artificial que sustituya al cuidador”, sino un apoyo que ayude al cuidador a las tareas asistenciales del enfermo y que ralentice los efectos del Alzheimer, prolongando la estancia en el hogar del enfermo y manteniendo su calidad de vida. Asimismo, “tampoco queremos introducir otro enfermo más, un robot que crea problemas al usuario y que el cuidador tenga que cuidar al enfermo y al robot”, concluye Jacques Selmès, haciendo referencia a la simplicidad y funcionalidad, cualidades clave que deberá reunir el robot.

 
 
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