Vidrio inteligente para los museos

Iluminar museos no es tarea fácil. Prevenir el deterioro fotoquímico de las obras de arte de la colección, reducir el gasto energético o preservar en todo momento la seguridad de las piezas son algunos de los principales retos a los que se enfrentan los gestores de las galerías de arte y colección.

En la actualidad, muchos museos se enfrentan al dilema de conservar las obras de arte más sensibles con el fin de reducir el daño foto-químico y, al mismo tiempo, la voluntad de exhibirlas aumentando su visualización. Y es que, a la mayoría no le queda más remedio que colocar piezas escultóricas u ornamentales en luz tenue, lo cual requiere luz artificial enfocada directamente sobre zonas específicas de la obra, ocasionándolas un daño mayor en las partes más sensibles.

Materiales sensibles a la iluminación

Según un informe técnico de la Comisión Internacional de Iluminación (CIE), donde se definen los estándares de sensibilidad sobre los niveles de iluminación recomendados, aquellos materiales que son sensibles, es decir, que no pueden recibir más de 50 lux (lumen/m2), son algunos como los trajes, tapices, grabados, dibujos, manuscritos, papel pintado, pintura aguada, cuero sin teñir, objetos prehistóricos, piel o plumas, componentes que se pueden encontrar entre las colecciones de un museo.

En este orden decreciente de sensibilidad a la intensidad luminosa, se encuentran elementos como madera, hueso, lacas, plásticos, óleo o frescos, cuyo límite expositorio asciende a 200 lux. Los metales, vidrios, minerales, piedras, cerámicas y esmaltes no tienen límite en cuanto a la exposición lumínica.

Soluciones poco acertadas

Entre las soluciones que suelen utilizar los museos son algunas como la utilización de la luz tenue, la cual, puede empeorar la correcta visualización y añade un riesgo de seguridad; la luz artificial localizada que no ofrece la misma calidad de color que la luz natural pudiendo causar un calentamiento local en la obra e incluso incrementar la factura energética del edificio.

También recurren al empleo de filtros y persianas, lo que requiere una única solución para todas las galerías del museo, independientemente de cuántas piezas en cada galería son sensibles a la luz; la rotación periódica de las obras si bien, aumentaría el riesgo de accidentes durante el giro; y, también, la luz artificial dirigida por presencia o por tiempo aunque necesitaría niveles mínimos de luz en la sala cuando no la obra no esté iluminada con el fin de evitar su hurto.

En el caso del Museo Grand Rapids Art Museum de Michigan (Estados Unidos), galardonado en 2008 con el premio del Green Building Council "LEED Oro" por su diseño arquitectónico sostenible, éste apostó por un mayor uso de la luz natural para los espacios interiores llegando a una proporción del 70%.

Proteger con inteligencia

Para allanar este camino de obstáculos, Domoticware ha desarrollado una solución que puede poner fin a este problema que parte de la base de proteger las obras “con inteligencia”. Se trata de un vidrio o vitrina inteligente cuyas propiedades ópticas se ajustan a las necesidades reales de la obra que alberga.

La vitrina compuesta por vidrio SPD (Dispositivos de Partícula Suspendida o Suspended Particle Devices) conmuta entre opaco y transparente de forma silenciosa gracias a los sensores de proximidad incorporados en la vitrina. Ésta se vuelve semitransparente cuando hay alguien cerca permitiendo al visitante disfrutar de la obra. Y cuando no hay nadie alrededor, la vitrina se vuelve opaca automáticamente, protegiendo así la obra de la luz UV, infrarroja y luz visible. Sólo necesita una pequeña corriente eléctrica para mantenerlo en su estado transparente. En su estado opaco no consume corriente.

El vidrio inteligente SPD ofrece una conmutación en mili-segundos, consume menos de 5W por metro cuadrado y menos de 1 por ciento de transmitancia cuando esté apagado. Una lámina de partículas microscópicas de forma rectangular está suspendida en un fluido y encapsulada en una estructura sándwich con capas de vidrio o plástico.

En reposo, las partículas se orientan de forma aleatoria y la estructura se vuelve opaca. Cuando se aplica un voltaje sobre dicha estructura, las partículas se alinean permitiendo que traspase la luz. Lo que viene a hacer es cambiar la transmisión de la luz en función de una señal eléctrica. Además, aplicando un voltaje sobre el SPD, se puede variar la luz que transmite y controlar instantáneamente el calor que permite traspasar.

Esta película se lamina normalmente con vidrio templado (o incluso vidrio anti-bala) y ofrece así seguridad física además de proteger la obra de los efectos dañinos de la luz.

Equilibrio entre la conservación y la exposición

Esta solución permite un control extenso de toda la colección cultural del museo y ofrece ventajas como la protección del patrimonio cultural público aumentando la vida real de las piezas de la colección o la reducción del gasto energético por usar menos luz artificial mejorando así la sostenibilidad del edificio.

También disminuye la inversión en la restauración de obras gracias a la menor exposición lumínica, el impacto medioambiental de los productos empleados en dicha restauración y elimina la necesidad de instalar persianas y filtros que no responden a los cambios de distribución solar durante todo el año.

La colocación de objetos sensibles a la luz al lado de objetos menos sensibles para poder narrar una historia coherente, la organización de las galerías en función del arte y el aumento del bienestar y la salud de los visitantes y trabajadores gracias a un mayor uso de la luz natural sin riesgo de daño a las piezas, son otras de las ventajas que proporciona el vidrio SPD.

Control mediante dispositivos eletrónicos 

Además, gracias a los sensores de luz, temperatura, humedad y proximidad incorporados en la vitrina, será posible generar informes en tiempo real sobre el estado de la obra, medir con exactitud la cantidad de luz que incide en cada pieza y otros factores como temperatura, humedad o seguridad, configurar su nivel de protección y contar el número de visitas que recibe en un determinado periodo de tiempo.

Todo ello será posible mediante una aplicación para iPad o iPhone que la empresa tiene pensado lanzar en diciembre de 2012. Y, después, un siguiente desarrollo será conectar la vitrina inteligente a las redes sociales para que los clientes del museo puedan recomendar una obra a algún amigo según sus gustos.

 
 
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