La empresa que implanta un programa HCI puede deducirse entre un 4 y un 8% en el Impuesto sobre Sociedades

La empresa que decide implantar un programa Hogar Conectado a Internet (HCI) facilita a sus empleados la adquisición de equipos informáticos y conectividad para su uso en el hogar digital con un ahorro de hasta un 43% en el IRPF, mientras que la compañía puede deducirse entre un 4 y un 8% en el Impuesto sobre Sociedades. Así se ha puesto de manifiesto durante las jornadas "Programas HCI: beneficios fiscales para las empresas, incentivos para el empleado", celebradas hoy en Bilbao y Durango.

El objetivo de estas jornadas, organizadas por Fundetec y la Cámara de Comercio de Bilbao, era dar a conocer a las empresas de Bizkaia todos los aspectos relacionados con la puesta en marcha de una iniciativa HCI, desde la toma de decisión de implantarla en la organización hasta las ventajas que obtienen los diferentes departamentos de la compañía, pasando por las condiciones que posibilitan a los empleados acogerse a los beneficios fiscales contemplados por la legislación.

Enrique Hormigo, gerente de Proyectos de Fundetec, ha explicado que HCI no tiene “absolutamente nada que ver” con el teletrabajo: “El empleado que se suma a una iniciativa HCI adquiere un ordenador con conexión a Internet para su uso exclusivamente personal, no para llevarse el trabajo a casa. Otra cosa es que, habituado al uso de estas tecnologías, pueda beneficiarse profesionalmente de ellas, ya sea para la conciliación de la vida personal y laboral o para acceder a nuevos puestos de responsabilidad”.

Por su parte, Inés Zalbide, directora de Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Bilbao, destacó como objetivo de estas jornadas “apoyar a la digitalización de las empresas y sus plantillas”, además de conseguir la implantación de las TIC, “herramientas que contribuyen a incrementar la productividad, al tiempo que fomentan el progreso y el crecimiento económico”.

Beneficios para la empresa

Las iniciativas HCI son un claro motor del desarrollo económico, tanto a nivel global como particular de las empresas. Su objetivo es tratar de incrementar el grado de penetración de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) en los hogares utilizando a las empresas como intermediarios.

El entorno empresarial actual, cada vez más globalizado, obliga a las compañías a reducir costes y ser más competitivas. El nivel de penetración de las TIC contribuye a incrementar su productividad, al tiempo que fomenta el progreso y el crecimiento económico del país. Asimismo, su introducción permite a la empresa adaptarse a los requerimientos del mundo digital, y la mejor forma de hacerlo es habituar a los empleados –el verdadero motor empresarial- a utilizar estas nuevas herramientas.

Un empleado formado y equipado en el uso de las TIC es más productivo y eficiente. Además, un trabajador beneficiado con un programa HCI está más motivado y satisfecho –al permitirle incrementar su cualificación profesional y sus conocimientos personales-, y tiene una mejor percepción de la empresa en la que trabaja. Por otro lado, estas iniciativas retienen a la mejor plantilla y consigue que sus salarios progresen, reduciendo los gastos por renovación de personal, y optimizan el funcionamiento interno del departamento de Sistemas, ya que se reduce la demanda de apoyo y soporte técnico.

Aspectos legales

El origen de los programas HCI se sitúa en la Ley 6/2000, de 13 de diciembre, por la que se aprueban medidas fiscales urgentes de estímulo al ahorro familiar y a la pequeña y mediana empresa, que luego se concreta en el Texto Refundido de la Ley del Impuesto sobre Sociedades. Según este texto legal, determinados equipos entregados por las empresas a sus trabajadores para utilizar Internet en su domicilio se consideran gastos de formación profesional, y no renta en especie en el IRPF del empleado, por lo que quedan exentos de este impuesto, al tiempo que la empresa puede aplicarse una deducción de entre el 5 y el 10% de los gastos incurridos. Posteriormente, la Ley 35/2006, de 28 de noviembre, de reforma del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, en vigor desde el 1 de enero de 2007, ha reforzado estos beneficios fiscales.

Los programas HCI se han aplicado ya con éxito en otros países europeos, como Suecia y Reino Unido, donde se ha demostrado la eficacia de iniciativas apoyadas en unos incentivos fiscales similares a los de España. En Suecia se consiguió que entre 1997 y 2002 el grado de penetración de los ordenadores en el hogar pasara del 38% al 82%, lo que ha situado a este país a la cabeza de los rankings internacionales. Por su parte, el Gobierno del Reino Unido estableció unos incentivos fiscales a los programas HCI y se volcó en apoyar su utilización por parte de las empresas, obteniendo un impacto muy considerable: sólo en 2005 se acogieron 700.000 empleados. Logrados los principales objetivos, el incentivo se derogó en 2006.

 
 
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