La conectividad global continúa creciendo, y 2025 marca un nuevo punto de inflexión para la expansión del 5G. Según el informe Hechos y cifras 2025, publicado por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT, por sus siglas en inglés), las redes de quinta generación ya representan alrededor de un tercio de todas las suscripciones de banda ancha móvil, con cerca de 3.000 millones de conexiones activas. Estas cifras reflejan un avance acelerado del ecosistema 5G, aunque también evidencian profundas desigualdades en su despliegue. El estudio estima que en 2025 el 55% de la población mundial tendrá cobertura 5G, impulsada por un fuerte crecimiento en mercados desarrollados y en economías emergentes con estrategias nacionales de digitalización.
Sin embargo, el despliegue sigue siendo desigual. Mientras el 84% de las personas en países de ingresos altos dispone de acceso a redes 5G, este porcentaje desciende hasta solo el 4% en países de ingresos bajos, lo que amplía la conocida brecha de calidad en la conectividad móvil. El informe señala que los servicios 4G y 3G están disponibles para la mayoría de la población mundial y estos servicios no son los más adecuados para seguir el ritmo de los avances tecnológicos.
Desigualdad en conectividad
Este contraste se acentúa cuando se analiza el uso real de los servicios móviles. El informe muestra que un usuario típico de un país de ingresos altos genera ocho veces más datos móviles que un usuario de un país de ingresos bajos. Esta diferencia no solo está vinculada a la cobertura, sino también a la velocidad disponible, la fiabilidad de las redes y la asequibilidad de los servicios.
Además de la infraestructura, el informe destaca la importancia de garantizar la asequibilidad y el desarrollo de competencias digitales como elementos esenciales para una conectividad significativa. Pese a que el precio de los paquetes de banda ancha móvil continúa descendiendo globalmente, el acceso sigue siendo inasequible en el 60% de los países de ingresos bajos y medios. Las desigualdades también se reflejan en la capacidad de los usuarios para desenvolverse en entornos digitales: mientras las competencias básicas están extendidas, las habilidades avanzadas, como seguridad en línea o creación de contenidos, evolucionan más lentamente.
Finalmente, el informe evidencia que la brecha digital sigue estrechamente ligada al nivel de desarrollo económico, al género y al entorno urbano-rural. Mientras el 94% de la población de los países de renta alta está conectada a Internet, en los países de renta baja esta cifra cae al 23%. También persisten diferencias entre hombres y mujeres, así como entre zonas rurales y urbanas. En conjunto, estas cifras remarcadas por Hechos y cifras 2025 ponen de relieve que el despliegue del 5G, aunque acelerado, debe acompañarse de políticas inclusivas para que sus beneficios alcancen a todos.
