Acuerdo de colaboración para monitorizar el consumo de agua de 200 viviendas de Sevilla

Consumo de agua.

La Universidad Pablo de Olavide (Sevilla) y la Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla (Emasesa) han firmado un protocolo general de colaboración para impulsar iniciativas sobre ciencia ciudadana y políticas urbanas. El objetivo de esta colaboración es modificar las actitudes, hábitos y prácticas de consumo de agua por parte de los hogares a través de la monitorización del consumo de agua.

Para la monitorización del consumo de agua, se utilizarán concentradores electrónicos de comunicación para realizar la telelectura de los contadores electrónicos.

El acuerdo se basa en el impulso de iniciativas de investigación que analicen el efecto de medidas para mejorar la sostenibilidad de la gestión y el consumo de agua en el marco de las pautas de desarrollo urbano sostenible comunes a la Unión Europea y otras regiones.

Entre las iniciativas que se desarrollarán, destaca la monitorización de un número representativo de viviendas –de distintas características sociales, demográficas y económicas–, a través de 10 concentradores electrónicos de comunicación que permiten la telelectura de 20 contadores electrónicos por cada concentrador. De esta forma, se podrá obtener información precisa del consumo de 200 viviendas, las 24 horas del día, que permitirá conocer la evolución y las tendencias en el consumo.

Desarrollo de actuaciones específicas

El análisis de estos datos permitirá aplicar actuaciones específicas, con la involucración del usuario, para estudiar los hábitos de consumo y, posteriormente, analizar posibles medidas a poner en marcha. Las conclusiones que sean extrapolables al resto de la ciudadanía permitirán en el futuro llevar a cabo campañas de comunicación y concienciación.

Partiendo de los motivos que sustentan el diseño de las políticas urbanas, con esta iniciativa se pretende involucrar activamente a la ciudadanía en los procesos de investigación sobre los mismos, ya que su participación proporciona el valor añadido de su ‘conocimiento de uso’. Esto puede redundar en el planteamiento de medidas más acordes con las preferencias, necesidades y estilos de vida de la ciudadanía y que, por tanto, puedan contribuir a la mejora de la sostenibilidad en la gestión y el consumo del agua como un elemento central del desarrollo sostenible de ciudades y áreas metropolitanas.

 
 
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