El servicio de teleasistencia de la Diputación de Cáceres ha evolucionado notablemente en los últimos años, adaptándose de manera individual a las necesidades de cada uno de sus usuarios. Actualmente, el servicio de teleasistencia alcanza a 2.360 viviendas, donde se han implementado diferentes tecnologías, como sensores de humo o gas y detectores de presencia, entre otros dispositivos, según las necesidades de cada usuario.

Actualmente, cada uno de los hogares donde se presta el servicio cuenta con recursos adaptados a las circunstancias de sus habitantes. Esto significa que se pueden instalar diferentes dispositivos, como sensores de humo o gas para quienes suelen cocinar, o detectores de presencia que alertan si una persona pasa más tiempo de lo habitual en una habitación, facilitando así una respuesta rápida ante cualquier incidente.
Este enfoque centrado en la persona también implica que apenas hay dos viviendas con el mismo sistema instalado. La combinación de distintas tecnologías asegura una respuesta adecuada a las necesidades de quienes reciben el servicio, reforzando la seguridad y el apoyo ante cualquier emergencia.
Avances tecnológicos en el servicio
El desarrollo tecnológico también ha permitido incorporar soluciones innovadoras, como la monitorización de parámetros médicos en personas con enfermedades crónicas. Gracias a estos dispositivos, se envían alertas si, por ejemplo, la tensión arterial, el peso o los niveles de oxígeno salen de los rangos habituales. Así se consigue que las intervenciones sean más ágiles y estén directamente relacionadas con la situación específica de cada usuario.
Gracias a estos avances, se contribuye a que muchas personas puedan seguir residiendo en sus casas. El sistema ofrece comunicación permanente las 24 horas del día, todos los días del año, y sigue en constante desarrollo desde su puesta en marcha en el año 2000.
Actualmente, más de 2.500 personas en toda la provincia de Cáceres se benefician de este servicio, distribuidas en 207 municipios de menor tamaño. De ese total, la mayoría son mujeres, alcanzando el 85%, frente al 15% de hombres. La edad promedio de los usuarios ronda los 86 años.
El servicio no solo busca atender emergencias, sino que también facilita la detección temprana de problemas de salud o situaciones sociales complicadas, ayudando tanto a las personas mayores como a sus familias a seguir viviendo en su entorno habitual.