El proyecto Forge-IoT tiene como objetivo mejorar el funcionamiento de las redes del Internet de las Cosas (IoT). En particular, el proyecto busca avanzar en las redes IoT de alta densidad y composición heterogénea, donde miles de millones de dispositivos y redes diferentes interactúan de forma simultánea.

En este tipo de entorno, uno de los grandes retos es la optimización de la comunicación entre dispositivos. La presencia de tantos equipos conectados puede conducir a problemas de interferencia, altos niveles de latencia y fallos en la comunicación. Abordar estas dificultades resulta esencial para que las redes funcionen de manera fluida y eficaz.
Desafíos técnicos en redes IoT ultradensas
Forge-IoT desarrolla algoritmos y protocolos que buscan asignar mejor los recursos y diseñar mecanismos de acceso al medio. Estos avances están orientados a coordinar la interacción entre los dispositivos que forman parte de la amplia red IoT, reduciendo la posibilidad de colisiones y mejorando la gestión de interferencias.
Además, el proyecto pone énfasis en disminuir la latencia. La reducción del tiempo necesario para transmitir información entre los diferentes nodos de la red se considera un paso clave para potenciar la eficiencia general. Al mismo tiempo, se prioriza la mejora de la fiabilidad de las conexiones.
De acuerdo con la información publicada en el Servicio de Información Comunitario sobre Investigación y Desarrollo (Cordis), que depende de la Comisión Europea, Forge-IoT evaluará y optimizará distintas arquitecturas de red y propondrá métodos para asegurar la colaboración efectiva dentro de las IoT heterogéneas ultradensas.
El proyecto trabaja en propuestas específicas de diseño y pruebas de nuevos algoritmos para garantizar que los dispositivos que forman estas redes mantengan relaciones simbióticas y operen en conjunto con mayor cohesión.
El proyecto Forge-IoT está liderado por la Universidad de Mitt en Suecia y cuenta como socio con el Instituto Mines-Télécom de Francia. El proyecto, que comenzó en marzo de 2025 y se prevé que finalice en febrero de 2027, contará con una aportación económica por parte de la Comisión Europea de 222.727 euros.