La Universidad de Málaga pretende trasladar las clases al exterior a través del denominado ‘Espacio Educativo Exterior Eficiente’ para pequeños grupos de la Facultad de Ciencias de la Educación.
Este proyecto se encuentra en la fase de investigación que se estima que finalice en abril y está siendo desarrollado por el personal docente e investigador de la UMA dentro de las acciones previstas en el I Plan Propio del Vicerrectorado de Smart-Campus.
El proyecto contará con una superficie de 100 metros cuadrados y se han definido un total de 45 parámetros, entre los que se encuentran los ambientales, espaciales, climáticos y estructurales, entre otros, para realizar múltiples configuraciones que permitan adaptar el edificio en otras localizaciones del campus.
La arquitectura del edificio es un concepto abierto, prácticamente sin paredes, por lo que el objetivo es atemperar las condiciones climáticas exteriores a través de barreras contra el viento, zonas de sombra y aislamiento térmico de su estructura, que evita el sobrecalentamiento a lo largo del día y favorece el enfriamiento nocturno.
Búsqueda del confort
El espacio contará con sensores que monitorizarán la temperatura ambiente, humedad, presión atmosférica, temperatura en superficie, nivel de CO2, nivel de ruido ambiente, luminosidad, o consumo energético.
Además, contará con superficies radiantes, que ayudan a mejorar la sensación térmica durante el invierno, en torno a unos 5 grados. El edificio será eficiente gracias a los 184 módulos fotovoltaicos hexagonales situados en la cubierta, que proporcionarán la energía necesaria.
Para ayudar a la eficiencia energética, se instalarán infrarrojos pasivos para la detección de presencia, sensores activos para la ocupación de las gradas, así como cámaras y sensores de diferencial térmico, con algoritmos de inteligencia ambiental controlados por una propia red local.